Esta fue la causa de que la vida sucumbiera en la extinción masiva más letal de la Tierra

La extinción más grande en la historia de la Tierra marcó el final del período Pérmico, hace unos 252 millones de años. Mucho antes que los dinosaurios poblaran la Tierra, nuestro planeta estaba poblado de plantas y animales que en su mayoría fueron destruidos después de una serie de erupciones volcánicas masivas en Siberia: Hasta el 70% de todas las especies de vertebrados terrestres fueron eliminadas, y más del 95% de todas las especies marinas fueron erradicadas durante esta famosa extinción masiva conocida popularmente como “La gran Mortandad”.

Es ampliamente aceptado que el cambio climático es el culpable, más específicamente, que la actividad volcánica a largo plazo en Siberia arrojó material a la atmósfera, lo cual envolvió al mundo en un manto de ceniza durante millones de años, bloqueando simultáneamente la luz solar y diluyendo el ozono, cayendo lluvia ácida, y elevando las temperaturas. Lo que se ha debatido siempre es exactamente qué fue lo que hizo que los océanos fueran inhóspitos para la vida: la alta acidez del agua, el envenenamiento por metales y sulfuros, la falta total de oxígeno o simplemente las temperaturas más altas.

Bajo este contexto han salido muchas investigaciones; una en particular realizada por la Universidad de Washington y la Universidad de Stanford combina modelos de las condiciones oceánicas y el metabolismo animal con datos de laboratorio publicados y registros paleoceanográficos para mostrar que la extinción masiva del Pérmico en los océanos fue causada por el calentamiento global que dejó a los animales sin respiración. A medida que aumentaban las temperaturas y se aceleraba el metabolismo de los animales marinos, las aguas más cálidas no podían contener suficiente oxígeno para que pudieran sobrevivir.

Representación artística del evento de extinción masiva más devastador registrado en la historia de la Tierra.

Para llegar a esas aseveraciones, el equipo realizó una simulación por computadora de los cambios que la Tierra sufrió durante La Gran Mortandad. Antes de las erupciones volcánicas de Siberia, las temperaturas y los niveles de oxígeno eran similares a lo que son hoy en día, por lo que les dio una buena base para trabajar. Luego elevaron los gases de efecto invernadero en la atmósfera del modelo para imitar las condiciones posteriores a la erupción, lo que elevó las temperaturas de la superficie del mar en alrededor de 11ºC. Efectivamente, esto resultó en un agotamiento de oxígeno de alrededor del 76%, y alrededor del 40% del lecho marino, principalmente a mayores profundidades, se agotó por completo de oxígeno.

Para observar cómo esto afectaría la vida marina, el equipo conectó datos de requerimientos de oxígeno de 61 especies modernas a la simulación, incluidos crustáceos, peces, mariscos, corales y tiburones, utilizando mediciones de laboratorio publicadas.

El famoso trilobite, que había sobrevivido a otros dos eventos de extinción en masa, vio su extinción en “La gran Mortandad”.

Los más afectados fueron las criaturas más sensibles al oxígeno, con la devastación más pronunciada en latitudes altas, lejos del ecuador. Todo esto representó más del 50 % de la pérdida de diversidad marina durante La Gran Mortandad; el resto probablemente fue causado por otros factores, como la acidificación por el dióxido de carbono, y una fuerte disminución en la vida vegetal causada por el adelgazamiento del ozono.

La situación a finales del Pérmico, el aumento de los gases de efecto invernadero en la atmósfera que crean temperaturas más cálidas en la Tierra, es similar a la actual. “Con los escenarios de emisiones actuales, se espera que para el año 2100 el calentamiento en el océano sea similar en un 20% al calentamiento presente en el Pérmico tardío, y para el año 2300 alcanzará entre 35 y 50%.

Este estudio destaca el potencial de una extinción masiva derivada de un mecanismo similar bajo el cambio climático antropogénico.

El estudio apareció por primera vez en la revista Science.

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Alan Steve tiene una licenciatura en Bioquímica Clínica por la Universidad Nacional Autónoma de México y hace trabajo de investigación en la Unidad de Genética y Diagnóstico Molecular del Hospital Juárez de México. En internet, Alan es fundador de la comunidad Enséñame de Ciencia.