Se han revelado los secretos genéticos que hacen que un animal sea inmortal
En el mundo existe una gran diversidad de flora y fauna, con adaptaciones y mecanismos de defensa que hacen que admiremos su evolución en la Tierra. Las múltiples formas de vida que existen en la naturaleza, generan asombro; más cuando se trata de organismos cuyo tiempo de vida es realmente prolongado, a comparación del intervalo del ciclo del ser humano.
Las tortugas marinas, langostas americanas, ballenas boreales y una especie en particular de medusa, son de los organismos que se consideran de los más longevos.
Uno de los tipos de animales que se mencionó, ha generado interés en el gremio científico por la forma tan peculiar en la que lleva a cabo su ciclo de vida.
Todos los estudios que se realizan son en pro de la ciencia, beneficiando directamente al ser humano; desde investigaciones de células totipotenciales para un uso biomédico, hasta intentar localizar nuevos planetas habitables y la tan aclamada búsqueda de la inmortalidad.
Si bien no se conoce de ningún material o elemento que otorgue las propiedades de la mitológica piedra filosofal, lo cierto es que, hay grupos de organismos que podrían ser la clave secreta que los científicos buscan a toda costa resolver para estar un paso más cerca de la inmortalidad.
Científicos de la Universidad de Oviedo, han logrado descifrar el genoma de la Medusa Inmortal, mediante claves genómicas fundamentales que contribuyen a su longevidad. El estudio fue publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, cuyo proyecto se encuentra dirigido por Carlos López-Otín.
La investigación consistió en el mapeo de la secuencia genética de Turritophis dohrnii, una especie de medusa que después de su reproducción sexual, tiene la asombrosa capacidad de volver a su estado larvario, volviéndose, biológicamente inmortal.
La medusa inmortal, es un organismo perteneciente a la familia de los Cnidarios, grupo que comparte con los corales y anémonas. Como característica exclusiva, cuentan con la presencia de un tipo de células llamadas cnidocitos, los encargados de segregar una sustancia urticante como mecanismo de defensa y ataque; provocando la sensación de “quemadura” al contacto con al piel de los humanos.
Aunque hay otras medusas con la capacidad de volver en algún punto un estado larvario, suelen perder su capacidad para hacerlo después de alcanzar su madurez sexual, lo que significa que ninguna de esas especies logra realizar este proceso en repetidas ocasiones.
Las medusas tienen dos fases importantes en su ciclo de vida y se ve directamente relacionado con la escasez o abundancia de comida.
El estudio comparó a Turritophis dohrnii con Turritopsis rubra, que es una especie que, a pesar de estar relativamente emparentada con la medusa inmortal, carece de la capacidad de regeneración una vez alcanzada su madurez.

En este proceso, de acuerdo a lo descrito, la medusa inmortal empieza a encogerse hasta la etapa de quiste, y sus estructuras desaparecen formando una masa, para dar origen a un estolón que comienza a crecer a partir del quiste, formando los brotes de pólipos que parecierán completamente nuevos y desarrollados después.
Durante la comparación de genes relacionados con el envejecimiento se puedo observar que los mecanismos clave detrás del rejuvenecimiento es, la reparación del ADN, por lo que se cree que esto puede contribuir directamente en el fenotipo (rasgos físicos observables de un ser vivo) de la medusa inmortal.
«Definimos a T. dohrnii como “inmortal” porque la probabilidad de rejuvenecimiento de las medusas sexualmente maduras asciende al 100%, sin límite aparente en el número de ciclos de reversión de la ontogenia para un individuo dado», concluyeron los científicos.
Esta nota se basó en: Proceedings of the National Academy of Sciences.