Estudiante de secundaria crea suturas que cambian de color para detectar infecciones.
La ciencia médica avanza a pasos agigantados y podemos encontrar casi cualquier cosa que esté diseñada para orientar al personal de salud y hacer, de esta manera, que la atención médica brindada a la población sea de calidad. Debido a que muchas veces las infecciones intrahospitalarias que comienzan en heridas quirúrgicas recién tratadas son las causantes de agravamiento de enfermedades y pueden llegar a ser fatales para los pacientes, actualmente existen tecnologías que están orientadas a verificar que las condiciones de higiene sean las adecuadas, evitando de esta manera que los microorganismos oportunistas logren colonizar la herida, con su posterior infección y diseminación por el cuerpo. En este punto, se han implementado una serie de estrategias para detectar los cambios; por ejemplo, suturas recubiertas con un material conductor que puede detectar el estado de una herida mediante cambios en una resistencia eléctrica y transmitir esa información a los teléfonos inteligentes o computadoras de pacientes y médicos.
Si bien esta tecnología es de gran relevancia en los centros hospitalarios, su elevado costo casi limita su alcance a países desarrollados. En promedio, el 11% de las heridas quirúrgicas desarrollan una infección en los países de ingreso bajo y medio, en comparación con el 2% de las cirugías de países primermundistas, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud.
Ahora, una estudiante de secundaria de los Estados Unidos creó una técnica muy prometedora y que podría ser la solución para evitar infecciones en heridas quirúrgicas en países de bajos ingresos, países que no pueden tener acceso a los costosos equipos y aplicaciones mencionadas anteriormente. El método creado por la joven estudiante emplea remolacha (betabel), el cual es famoso por poner todo rojo y morado, pero ¿Cómo es posible que utilizando esto se logre apreciar si una herida está infectada?

Debido al metabolismo de la microbiota normal que todos poseemos, la piel sana es ligeramente ácida, con un pH de 5, pero cuando una herida se infecta, el pH puede aumentar a casi 9. En este punto, la remolacha se caractriza por cambiar de color cuando el pH es alcalino. “Descubrí que las remolachas cambiaban de color en el punto de pH perfecto. El jugo de remolacha rojo se vuelve púrpura a un pH de nueve; eso es perfecto para comprobar si una herida está infectada”, comenta la joven estudiante Dasia Taylor a Smithsonian.
Después de descubrir que las remolachas podrían usarse para tales fines, el siguiente paso fue encontrar la sustancia que le confiere el color a esta herbácea, así como seguir los estándares sanitarios adecuados en la sutura con hilo, resultando ser adecuado usar una mezcla de algodón y poliéster.

Al someter su invento a las pruebas experimentales, se percató de que la sutura roja comenzó a volverse púrpura después de estar expuesta 5 minutos a un pH idéntico al que se presenta en una infección. Con esto, los pacientes y el personal médico podrían verificar si una sutura quirúrgica se encuentra infectada y realizar las medidas apropiadas antes de que pudiera ser fatal.