¿Cuánto pan de dulce podrías comer sin engordar? Esto dicen los expertos
El pan, un alimento muy importante en las mesas de muchos hogares en el mundo. Ha generado preocupación por su posible contribución al aumento de peso y otras cuestiones preocupantes para la salud. Muchos de nosotros no podemos controlar la necesidad de tener, aunque sea una pieza de pan en nuestras mesas, se ha vuelto una adicción para muchos, algo que pareciera es imposible de dejar.
El pan en nuestra sociedad
Actualmente podemos encontrar múltiples variedades y versiones de pan, en México es muy común desayunar y cenar una pieza o más de pan de dulce. Esta es una costumbre arraigada y presente en muchos de los hogares, siendo considerada como una parte primordial del día, no te puedes ir de casa sin desayunar un cafecito con pan. Una adicción que es imposible de dejar para muchos incluso para los que intentan llevar una vida fitness.
Así como existen versiones hechas de masa madre, panes integrales o de semillas, existe la contraparte presentándonos un producto con altos contenidos en azúcares y grasas, es bastante notorio que existe una disminución de la calidad del pan debido a factores como el uso de harinas refinadas, aditivos y la industrialización del proceso. Es por eso que, muchas marcas como Bimbo o Marinela han logrado tanto poder, llenando los estantes del súper y de las tienditas más cercanas, poniendo en las manos de los más pequeños y adultos un producto que no representa ningún valor nutricional verdadero.
¿El pan engorda?
Existe una controversial pregunta sobre si el pan engorda o no, aclaramos que el pan en sí no es responsable del aumento de peso. Sin embargo, un mal control del requerimiento calórico de cada individuo, es decir, de las circunstancias como el sexo, la edad, un estilo de vida activo o sedentario, determinan qué tantas calorías debes consumir al día, si excedes esta cantidad, resulta en un aumento de peso, pero si comes de manera constante y descontrolada pan de dulces, esto puede generarte condiciones como el sobrepeso o la obesidad.
¿Cuánto pan puedes comer al día?
La cantidad de consumir de pan al día, depende mucho de las características de cada individuo como lo mencionamos anteriormente, sin embargo te podemos hacer algunas recomendaciones, como optar por panes con menos azúcares, es decir, si tienes oportunidad de elegir entre un bisquet y un pastelito, opta por el bísquet.
Otra de las recomendaciones sería, que al elegir panes de caja, bolillos, chapatas, baguettes u otras variedades de pan salado, optes por los que estén creados con granos enteros o en todo caso que sean integrales, ya que estos tendrán un mayor aporte de fibra y otros nutrientes de los que otros panes carecen. También te recomendamos siempre consumir panes que tengan una procedencia natural, es decir, que es mejor consumir los que tienen una elaboración artesanal, los que son hechos de masa madre o considerados keto en algunos casos, pues estos regularmente contienen ingredientes de mayor calidad lo cual tu cuerpo te agradecerá. Por último te recomendamos consumir siempre la mitad de una pieza o de ser posible menos, así podrás tener mayor control sobre el equilibrio en tu dieta y tu ingesta diaria de calorías.
Controla las ganas de comer pan.
Controlar las ganas de comer pan de dulce puede lograrse mediante una planificación consciente y moderada del consumo, eligiendo versiones más saludables o caseras. Es crucial mantener un equilibrio nutricional acompañando el pan con alimentos ricos en fibra, proteínas y grasas saludables, además de controlar las porciones para evitar excesos. La conciencia de los antojos, la incorporación de snacks saludables y la práctica regular de actividad física también son estrategias efectivas. Mantener una mentalidad positiva y no castigarse por disfrutar ocasionalmente del pan de dulce completa un enfoque integral para manejar estas ansias y alcanzar objetivos nutricionales.
Si existe adicción consulta a un profesional de la nutrición o incluso a un terapeuta para que pueda ayudarte, ya que esto es un problema real y preocupante, muchas veces normalizado e ignorado.