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¿Por qué se dice «conmigo», «contigo», pero no «sintigo», «sinmigo»?

La Real Academia Española (RAE) es una institución reconocida por su compromiso con la preservación y evolución del idioma español. A lo largo de su historia, ha desempeñado un papel fundamental en la regulación y promoción del correcto uso del español. En este artículo, exploraremos una nota reciente de la RAE que aborda una curiosidad lingüística relacionada con las palabras «conmigo» y «sintigo». Aprenderemos por qué decimos «conmigo» y no «sintigo» y cómo esta particularidad se remonta a la lengua latina.

La RAE se ha destacado por su labor en la estandarización del español y la explicación de las reglas lingüísticas que rigen nuestro idioma. Esta institución realiza investigaciones y publica recomendaciones que ayudan a mantener la coherencia y claridad en el uso del español. En su afán por fortalecer la lengua, la RAE también explora las curiosidades y particularidades que nos ofrece el español.

La nota de la RAE plantea una pregunta intrigante: ¿Por qué decimos «conmigo» y «contigo», pero no «sintigo» o «sinmigo»? Para entender esta particularidad, viajaremos al pasado y exploraremos la influencia del latín en la formación de estas palabras en español.

Orígenes en el latín clásico

En el latín clásico, la preposición «cum» se usaba de manera especial y se combinaba con la forma de ablativo de los pronombres personales. Así, teníamos «mecum» (conmigo), «tecum» (contigo), «secum» (consigo), «nobiscum» (con nosotros), y «vobiscum» (con vosotros). Estas combinaciones se utilizaban de manera parecida a la fórmula de la liturgia católica «Dominus vobiscum», que significa «El Señor esté con vosotros».

A medida que el latín evolucionó hacia el romance hispánico, las formas latinas se transformaron fonéticamente en «migo», «tigo» y «sigo». Sin embargo, los hablantes perdieron la conciencia de que la preposición latina «cum» estaba presente en estas palabras y añadieron la preposición romance «con» antes de ellas. Esto dio lugar a expresiones como «conmigo» y «contigo». Por ejemplo, en textos medievales encontramos ejemplos como «¿Queredes ir conmigo al Criador rogar?» y «¿Qué can es este que traes contigo? ¿Quiéreslo vender?»

Aunque en la lengua medieval existieron combinaciones similares para el plural, como «connusco» (con nosotros) y «convusco» (con vosotros), estas desaparecieron durante el Siglo de Oro, mientras que las de singular han perdurado hasta hoy en todas las variedades del español. Es importante señalar que «conmigo», «contigo» y «consigo» siempre se escriben en una sola palabra.

FUENTE: Diez minutos
La preposición «sin» y su regularidad en el español

La preposición «sin» sigue un patrón más regular, ya que en latín, la preposición «sine» siempre se colocaba antes del pronombre, por ejemplo, «sine me» (sin mí) y «sine te» (sin ti). Esta regularidad etimológica explica por qué decimos «sin mí» y «sin ti», y no «sinmigo» ni «sintigo», que son inexistentes en español.

Ahora ya sabes por qué son diferentes, esta singularidad en la formación de las palabras «conmigo» y «contigo» es un ejemplo del trabajo constante que realiza la RAE para explicar y conservar las peculiaridades del español. A través de su labor, esta institución contribuye a mantener la cohesión y la riqueza de nuestro idioma, lo que a su vez fortalece nuestra comunicación y comprensión mutua.

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Luis Arana

Químico de profesión, ama la bioquímica y los procesos metabólicos. Fiel amante de la poesía.

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