El intrigante motivo por el que es una tradición comer palomitas de maíz en el cine

Gran parte de nuestros lectores reconocerán perfectamente que es toda una tradición el consumo de palomitas de maíz en una salida al cine, de hecho, este es el aperitivo por excelencia que se vende en los establecimientos que proyectan las funciones, y esto ha sido así desde hace años. Pero, existiendo tantos tipos de botanas, frituras y bocadillos, nunca te has preguntado el porqué es justamente este alimento el que se consume al estar disfrutando de una película.

Aunque para muchos podría parecer que no hay nada de extraño o curioso en esto, la realidad es que hay un motivo histórico realmente interesante detrás de esta intima relación entre las palomitas de maíz y el cine, un dúo realmente clásico. Así que, si quieres descubrir la inédita historia de esta tradición, te invitamos a seguir leyendo, te aseguro que este dato realmente te sorprenderá.

El intrigante motivo por el que es una tradición comer palomitas de maíz en el cine

Aunque ciertamente las palomitas de maíz son un alimento pequeño, práctico, fácil de comer y del gusto de la mayoría, estas características las cumplen un sinfín de productos, por lo que esto no justificaría su popularidad en estos establecimientos. La realidad es que el que el hecho de que este alimento sea la estrella de los cines se relaciona con una parte de la historia del cine y la Gran Depresión en Estados Unidos.

Según cuenta la historia, en principio los cines en Estados Unidos estaban destinados a un público con ciertos privilegios y poder adquisitivo, por lo que, visitar este tipo de establecimientos era un lujo. Esto no solo por el costo del entretenimiento, sino porque en ese entonces las películas que se transmitían eran mudas y, dado que se empleaban subtítulos, la audiencia que más los visitaba era alfabetizada, por lo que, se puede decir que no estaban dirigidas para el público en general.

Sin embargo, en 1927 llegan las primeras películas sonoras y este entretenimiento amplía su audiencia al no requerir leer de subtítulos, por lo que las salas del cine se convierten en un pasatiempo de diferentes clases sociales. Hasta este momento ni las palomitas ni ningún otro alimento se consumía en estos sitios, pero las personas comenzaron a demandar aperitivos para ingerirlos durante el tiempo de la película.

En principio, los dueños de los cines se negaron a realizar esto, pues no querían que sus instalaciones de lujo se deterioraran o ensuciaran, así que el ingenio de las personas los llevo a introducir palomitas de maíz en sus bolsillos que conseguían fácilmente con vendedores ambulantes, pues en ese momento estas eran uno de los productos de más bajo costo.

Finalmente, la entrada oficial de las palomitas al cine llego cuando en la década de la Gran Depresión se volvió imposible sostener los cines con únicamente el ingreso de las entradas, por lo que, se comenzó a rentar espacios dentro de las salas o fuera de los establecimientos para que los vendedores de palomitas comercializaran sus productos.

No tardaron mucho en darse cuenta de que, dado lo económico que resultaba comprar los granos de maíz y posteriormente realizar la preparación, la venta de palomitas podía ser un negocio redondo con grandes beneficios financieros que podía quedarse únicamente en los bolsillos de los dueños de los cines, así que sacaron a los terceros y comenzaron a incurrir en la venta de palomitas por cuenta propia.

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