Dieta “keto”: Qué es, cómo funciona y por qué puede no considerarse segura

La dieta cetogénica o “keto” actualmente es una de las tendencias dietéticas más popular y utilizada en las últimas décadas que presuntamente puede hacer que las personas bajen de peso de una manera rápida y efectiva, y, de hecho, lo logra. A pesar de esto, aun existen muchas cuestiones a evaluar del uso de este método para adelgazar, en primera instancia porque ésta fue creada como una alternativa terapéutica eficaz y segura para tratar ciertos estados epilépticos que no responden a otros tratamientos y, por tanto, es recetada bajo supervisión médica.

Además, pese a su efectividad para la pérdida de peso, aún no es considerada como un plan de alimentación completamente seguro debido a que aún no se reconocen los riesgos a largo plazo que puede generar y, se ha determinado, que se debe tener cierta reserva en cuanto a su aplicación. De esta manera, se aconseja que, en caso de querer realizar un seguimiento de dieta “keto”, ésta sea evaluada y seguida por un especialista en nutrición. Aquí profundizaremos un poco más en cómo funciona y por qué su seguridad y eficacia se cuestiona.

Para empezar, la dieta cetogénica se basa en un plan de alimentación muy bajo en carbohidratos con un mayor aporte nutricional en un consumo de grasas. Específicamente se considera que los carbohidratos deben representar únicamente entre el 5-10% de la ingesta total, lo que se traduce a restringir su consumo a menos de 30-50 g/día, por su parte, se considera una cantidad moderada en el consumo de proteínas y sin restricción en grasas.

¿Cómo funciona? Pues bien, de manera general, los carbohidratos son la opción preferida por las células para obtener energía química a partir de su degradación, lo que permite que nuestro organismo funcione de manera adecuada. De esta manera, al restringir el principal nutriente energético para las células (los carbohidratos) mediante la dieta “keto”, nuestro sistema tiene que buscar otra alternativa de dónde obtener energía para que las células, tejidos y órganos funcionen con normalidad, ante este escenario, encuentran a los lípidos consumidos y a la propia reserva de grasa del cuerpo como fuente principal para obtener energía.

De este modo, para que las células puedan obtener energía a partir de la grasa, es necesario que ésta se metabolice para producir cuerpos cetónicos, moléculas a partir de las cuales se puede obtener la energía necesaria. Esto es un estado metabólico conocido como “cetosis” y explica el característico nombre de este plan de alimentación. De esta manera, la premisa indica que, al mantener un estado de cetosis, la grasa consumida y acumulada en nuestros organismos se utilizará para producir energía y, a la vez, permitirá eliminarla de nuestro cuerpo con la consecuente pérdida de peso.

Como se mencionó anteriormente, se ha demostrado que los cambios metabólicos que induce la dieta cetogénica tiene beneficios de pérdida de peso en un corto tiempo y, tal como se describe en una revisión por la Universidad de Harvard, se han encontrado grandes beneficios respecto a la saciedad que mantiene debido a la ingesta de grasas, que es un punto débil en algunos otros planes de alimentación que son peculiarmente difíciles de seguir debido a que los individuos no se siente satisfechos y tienden a no controlar su apetito y antojos.

En contra parte, hay dos cuestiones que se pueden evaluar con la investigación disponible de la dieta keto, en primera instancia, la dificultad de seguir el plan alimenticio impuesto debido a que se restringe casi totalmente un grupo de alimentos que estamos muy habituados a consumir todos los días, como el pan, la tortilla, las pastas, el arroz, ciertas frutas con alto contenido de azúcar, etc., así que se considera que podría ser un régimen peculiarmente difícil de mantener, además de que se pueden derivar ciertos síntomas negativos de tal restricción.

Por otro lado, existe un cuadro de evidencia que demuestra que, si bien la dieta keto contribuye a la pérdida de peso de manera rápida, sus beneficios se han reportado en personas solo a corto plazo. Al ser evaluada y comparadas con los efectos de pérdida de peso de otras dietas conocidas, se ha determinado que no existe una diferencia significativa de sus resultados en un periodo largo de tiempo.

Finalmente, aún existen limitaciones en la investigación de la dieta “keto” que no permiten definir los beneficios reales, su seguridad o su potencial riesgo. Sin embargo, se debe de tomar en cuenta que se recomienda que cualquier cambio en su alimentación sea sugerido y evaluado por un especialista con la facultad de determinar qué régimen alimenticio es más adecuado para alcanzar los objetivos de pérdida de peso y, recordar que los hábitos de alimentación deben ir acompañados de actividad física y/o ejercicio para procurar su salud.

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