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Reciente investigación hace que los robots ya puedan sonreír y entendernos emocionalmente

FUENTE: Mindomo

La tecnología crece a pasos agigantados, y la robótica no ha sido la excepción, tiene de hecho, las mejores innovaciones que incluso cualquier otra disciplina tecnológica, estos cambios suena más emocionantes y prometedores. Desde los primeros robots hasta la inteligencia artificial, hemos visto cómo estas máquinas han evolucionado y se han integrado cada vez más en nuestras vidas. Sin embargo, ha habido una barrera persistente: la capacidad de los robots para comprender y empatizar con las emociones humanas. Quiero decir, pueden hacer las actividades que se encomiendan, pero no las expresiones faciales con las que los hacen iguales a nosotros.

Recientemente, un equipo de investigadores del Instituto Nacional de Ciencia y Tecnología de Ulsan en Corea del Sur ha dado un paso significativo hacia adelante en este campo con el desarrollo de wearables faciales capaces de leer las emociones humanas. Estos dispositivos representan podrían cambiar la forma en que interactuamos con la tecnología y los robots en el futuro.

FUENTE: Halfpoint-Canva
Pero ¿qué son exactamente los wearables?

Los wearables faciales funcionan mediante sensores que monitorean la fricción de la piel y las vibraciones asociadas con las emociones humanas. Esta información permite a los robots comprender mejor el estado emocional de las personas con las que interactúan, lo que les permite responder de manera más empática y adecuada. Además, estos dispositivos son capaces de generar su propia energía, eliminando así la necesidad de recarga y haciéndolos aún más prácticos para su uso en diversas situaciones.

Si bien estos wearables no están destinados a convertirse en accesorios de uso diario para el público en general, tienen un potencial significativo en el campo de la robótica y la tecnología. Por ejemplo, podrían usarse en robots de asistencia para ayudar a las personas mayores o discapacitadas, permitiendo una mayor comprensión y comunicación entre el robot y el usuario. Del mismo modo, podrían utilizarse en aplicaciones de atención médica para ayudar a los profesionales a comprender mejor el estado emocional de sus pacientes.

Una de las mayores ventajas de estos wearables es su capacidad para adaptarse a cualquier usuario, lo que los hace accesibles para una amplia gama de personas. Además, al centrarse en el rostro, estos dispositivos pueden captar una amplia gama de señales emocionales, desde expresiones faciales hasta cambios en la voz, lo que los hace aún más efectivos para comprender y responder a las emociones humanas.

Reciente proyecto muestra como los robots pueden entender nuestras expresiones faciales. FUENTE: Nature Communications

Es importante señalar que este avance no se trata solo de hacer que los robots sean más inteligentes o sofisticados. Se trata también de crear una conexión más significativa entre la tecnología y las personas a través de la exhibición de las expresiones faciales, permitiendo una interacción más humana y empática cada vez más dominado por la tecnología. Al comprender y responder a nuestras emociones, estos robots pueden convertirse en compañeros y aliados verdaderos en nuestras vidas, ofreciendo apoyo emocional y compañía cuando más lo necesitemos.

Y ya para rematar, estos wearables, que por cierto, aún no están en circulación, podrían ser capaces de entender las emociones humanas y poder tener un acompañante “sentimentalcual humano, pues al proporcionar a los robots la capacidad de comprender y responder a nuestras emociones, estaríamos al borde de la sustitución de compañía por un robot con una apariencia más fluida y significativa. Si bien aún queda mucho trabajo por hacer, estos dispositivos nos acercan un paso más hacia un futuro donde la tecnología no solo mejore nuestras vidas, sino que también nos entienda y nos acompañe en un nivel más profundo. ¿Tú estarías con un robot para que te acompañe en tus momentos más tristes o más alegres?

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Luis Arana

Químico de profesión, ama la bioquímica y los procesos metabólicos. Fiel amante de la poesía.

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