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Científicos logran “ordeñar” nubes para captar agua y usarla para riego, así es como lo hacen

En nuestros días, el agua se ha vuelto un recurso de vital importancia, enfrentando desafíos significativos debido a la creciente demanda, la contaminación y los efectos del cambio climático, como sequías más frecuentes e intensas. Es crucial comprender la relevancia de cuidar este recurso preciado y encontrar soluciones innovadoras para garantizar su disponibilidad para las generaciones futuras.

Una de estas soluciones ingeniosas es la cosecha de agua, una práctica ancestral que consiste en capturar y almacenar el agua de lluvia y niebla para su posterior uso. Piensa en que recolectamos las gotas de lluvia antes de que lleguen al suelo o que atrapamos la humedad del aire para convertirla en agua que podamos utilizar en nuestra vida diaria.

La cosecha de agua de lluvia es un proceso relativamente simple pero efectivo. Implica instalar sistemas de recolección en techos y otras superficies para capturar la precipitación. Estos sistemas pueden variar desde simples canalones que dirigen el agua hacia tanques de almacenamiento hasta sistemas más sofisticados que incluyen filtros para eliminar impurezas. Una vez recolectada, esta agua puede utilizarse para diversos fines, desde regar plantas hasta abastecer necesidades domésticas e incluso industriales.

Por otro lado, la cosecha de niebla es una técnica más especializada que implica atrapar las diminutas gotas de agua presentes en el aire. Esto se logra mediante el uso de mallas especiales colocadas en áreas nebulosas. Las gotas de agua se condensan en estas mallas y luego se recogen en recipientes para su uso. Aunque esta técnica depende de la densidad de la niebla y las condiciones del viento, puede ser una solución efectiva en regiones donde la lluvia es escasa pero la humedad del aire es alta.

Es importante tener en cuenta que la cosecha de agua no es algo nuevo; de hecho, ha sido practicada por diversas civilizaciones a lo largo de la historia. Desde los antiguos mayas en Centroamérica hasta los incas en Perú, se han desarrollado sistemas sofisticados de captación, transporte y almacenamiento de agua que han permitido el desarrollo de comunidades enteras.

FUENTE: Escudo Digital

Hoy en día, estas prácticas ancestrales están siendo redescubiertas y adaptadas a las necesidades modernas. Con el aumento de la población y la presión sobre los recursos hídricos, la cosecha de agua se presenta como una solución sostenible y económicamente viable para enfrentar la escasez de agua. Además de proporcionar un suministro adicional de agua, estas técnicas pueden tener beneficios ambientales al reducir la dependencia de fuentes de agua no renovables y mitigar el impacto de las inundaciones.

Aunque esta técnica es rudimentaria, cosechar agua  ya es una alternativa prometedora en la lucha contra la escasez hídrica en un mundo afectado por el cambio climático en estos tiempos. Al aprovechar de manera inteligente los recursos naturales disponibles, podemos garantizar un acceso equitativo y sostenible al agua para las generaciones presentes y futuras. Es fundamental que gobiernos, comunidades y individuos trabajen juntos para promover y adoptar estas prácticas innovadoras en aras de un futuro más resiliente y próspero para todos.

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Luis Arana

Químico de profesión, ama la bioquímica y los procesos metabólicos. Fiel amante de la poesía.

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