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RESONANCIA: Así se ve un cerebro enamorado y uno que acaba de romper la relación

De izquierda a derecha: cerebro enamorado, cerebro que nunca se ha enamorado y cerebro con ruptura amorosa. FUENTE: Zhang-Forntiers in Human Neuroscience

Ya mañana es “Día de San Valentín” mejor conocido como el “Día de los Enamorados” y precisamente es que es ese amor romántico lo que inspiró a hacer esta nota en su peculiar trabajo minucioso y científico. Desde la sensación de euforia inicial hasta la dolorosa ruptura, el proceso del amor romántico involucra una compleja interacción entre nuestras emociones, pensamientos y el funcionamiento del cerebro, ¡para nada sale beneficiado o herido el corazón!

En este artículo, te contaremos cómo el cerebro humano responde durante el enamoramiento y la ruptura romántica, así como la importancia de la resonancia magnética para investigar e incluso, observar estos procesos.

Primero, el amor romántico

Cuando nos enamoramos, nuestro cerebro se enciende como un festival de luces y no de manera literal sino HORMONAL. Primero, el núcleo accumbens, una región asociada con la recompensa y el placer, se activa, inundándonos de sensaciones de felicidad y euforia. Al mismo tiempo, la corteza prefrontal medial, encargada del procesamiento cognitivo y la toma de decisiones, nos ayuda a evaluar e idealizar a nuestra pareja romántica, es una de las razones por las cuales NO vemos los defectos de la misma pareja.

Además, el área tegmental ventral, que juega un papel en la motivación y el estado de ánimo, contribuye a la sensación de excitación y deseo hacia la persona amada. Todo este coctel de neurotransmisiones nos hace entrar en un estado de enamoramiento, donde todo parece posible y el mundo brilla de color rosita.

La ruptura romántica

Sin embargo, el amor también puede llevarnos por caminos que no son tan bonitos cuando llega a su fin. La ruptura romántica desencadena una tormenta emocional en el cerebro. Para empezar, la corteza cingulada anterior, responsable de la regulación emocional, se activa, haciéndonos sentir tristes y con una gran angustia.

La amígdala, conocida por su papel en el procesamiento de las emociones, se vuelve hiperactiva, contribuyendo al malestar emocional experimentado durante la ruptura. Además, la corteza prefrontal dorsolateral, encargada de la regulación cognitiva y emocional, intenta procesar y manejar los sentimientos de pérdida y desesperación asociados con el final de la relación. Todo este sube y baja emocional puede ser muy abrumador, dejándonos vulnerables y en busca de consuelo.

El estudio de las imágenes

En un estudio publicado en la revista especializada Frontiers in Human Neuroscience, los investigadores reclutaron a cien voluntarios y los dividieron en tres grupos: aquellos que afirmaban estar enamorados, aquellos que no tenían pareja y aquellos que recientemente habían terminado una relación. A todos los participantes se les realizó una resonancia magnética funcional mientras se les pedía que intentaran dejar sus mentes en blanco, con el objetivo de registrar los niveles de actividad cerebral en reposo.

De arriba hacia abajo: cerebro enamorado, cerebro que nunca se ha enamorado y cerebro con ruptura amorosa. FUENTE: Zhang-Forntiers in Human Neuroscience

Los resultados del estudio proporcionaron la primera evidencia empírica de alteraciones relacionadas con el amor en la arquitectura funcional subyacente del cerebro. Se observaron patrones de actividad cerebral distintos en aquellos que estaban enamorados en comparación con los que no tenían pareja o habían experimentado una reciente ruptura. Estas diferencias sugieren la implicación de ciertas regiones del cerebro asociadas con la recompensa, la motivación, la regulación de las emociones y la cognición social en el estado de enamoramiento.

Precisamente, la importancia de la resonancia magnética ha ayudado a nuestra comprensión de cómo funciona el cerebro durante el amor y la ruptura romántica. Esta técnica de imagen no invasiva nos permite observar el cerebro en acción, visualizando las áreas que se activan durante diferentes estados emocionales.

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Luis Arana

Químico de profesión, ama la bioquímica y los procesos metabólicos. Fiel amante de la poesía.

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