«Nieves Don Goyo»: Así bajaban hielo del Popocatépetl para hacer los primeros helados en México
La riqueza cultural y ecosistémica de México lo ha posicionado en uno de los países con mayor diversidad, donde su formación orográfica (montañas), ha dotado al territorio de climas, flora y fauna única en el mundo.
En los últimos meses, el segundo volcán más grande y activo del eje Neovolcánico ha estado en la mira de las autoridades, debido a la constante actividad que ha registrado, con intensas y constantes fumarolas que se acompañan de la expulsión de materiales incandescentes y caída de ceniza.
La actividad presente en el Popocatépetl ha generado que se desplieguen constantes operativos y se invite a las poblaciones aledañas a evacuar la zona, pero, también ha resaltado la riqueza biológica y cultural de la zona que, para muchos, es desconocida.
Una historia en torno a la gastronomía y cultura de México, se remonta a la época prehispánica y tiene sus orígenes en los extintos glaciares del Iztaccíhuatl y el Popocatépetl; estamos hablando de la creación de las nieves, creación que jugó un papel muy importante entre la población.
México ha destacado por su tradicional forma de elaborar platillos típicos, teniendo una vasta gastronomía que ha sido reconocida a nivel mundial y la forma artesanal en la que los pobladores cercanos a estas montañas elaboraban nieve, sentó las bases para desarrollar un producto con alta demanda que, incluso cuenta con una feria.
Las civilizaciones prehispánicas elaboraban nieve (alimento a base de agua congelada con fruta) para las ceremonias religiosas, donde solo podían consumirla los sacerdotes y los grandes señores. Para poder elaborar el helado, la nieve era traída de los volcanes del Popocatépetl y el Iztaccíhuatl, viaje que tenía una duración de dos días.
¿Por qué no se derretía?
Para poder trasladar la nieve, era colocada en sacos de pieles y recubrían con fibras de ixtle y de esa forma lograr que durara por más tiempo. Una vez que los pobladores llegaban a sus comunidades, picaban el hielo y endulzaban con miel de tuna o de maguey, colocaban en vasijas de barro y comerciaban en el mercado de Tlatelolco.
Este codiciado producto se consideraba de temporada, aprovechando el inicio del otoño e invierno, para poder obtener la nieve acumulada en las imponentes montañas. Otra forma era acumular el granizo, pero, este era un evento del todo impredecible y solía utilizarse más, para la conservación de alimentos.
Después de la guerra de independencia, existían 2 formas de consumir este producto: una era en las cafeterías y establecimientos en forma de helado (producto traído por los españoles), donde sus precios eran elevados o en los puestos ambulantes en forma de nieve, a un menor precio o más accesibles para las personas, de acuerdo con el libro «Historia del helado en México», de González de la Vara.
La popularidad en torno a este producto, generó una gran demandan en la Ciudad de México y estableció un modelo de negocio rentable para las comunidades, que pasaron la tradición de generación en generación.
En la actualidad, el ingenio de los productores ha generado toda una revolución en los ingredientes que se implementan para la elaboración de las nieves, donde podemos encontrar sabores como pétalos de rosas, mole, hierbabuena, chicharrón, lechuga, víbora de cascabel, pulpo, ostión, entre otros. Todos estos sabores y más puedes degustar en la ya conocida feria de la nieve, que se lleva a cabo en Xochimilco, al sur de la Ciudad de México y es una de las más importantes para la industria desde 1884.