Un estudio revela por qué la mirada de los perros nos parece tan irresistible

¿Alguna vez has escuchado la frase “Los perros se parecen a su dueño”? Aunque es una frase popular que se refiere tanto al comportamiento como al aspecto físico de los animales en comparación con sus dueños, en realidad puede tener algo de cierto, según la genética evaluada en estas adorables criaturas que nos acompañan en nuestra vida.

Si nos ponemos a pesar, los rostros de los perros, especialmente de los cachorros, nos inspira ternura, además, sus múltiples gestos nos permiten comunicarnos con ellos de una manera muy especial, afectiva y cercana; nos hablan y nos comunicamos a través de sus expresiones faciales. Sin embargo, estos atributos no son parte natural de ellos, al parecer, su domesticación en la antigüedad y su constante relación con el humano han permitido ciertas modificaciones genética con el tiempo.

Un reporte actual explica cuáles son las características anatómicas y microscópicas que permiten que los rostros de los perros sean tan atractivos para nosotros. Los hallazgos encontrados son preliminares y la investigación se presentó en la Reunión Anual de la Asociación Estadounidense de Anatomía, no obstante, los resultados aquí obtenidos son muy interesantes y potencialmente puede explicar nuestra estrecha relación y comunicación con los perros.

Específicamente se evaluaron los músculos faciales, también conocidos como músculos miméticos que son los que controlan todas las expresiones faciales de nuestro rostro; permiten masticar nuestros alimentos y forzar una sonrisa. La unidad estructural de los músculos son las fibras musculares de diferente tipo y con características muy peculiares, se describe que las fibras musculares de los músculos miméticos pueden estar conformadas por fibras de contracción rápida y fibras de contracción lenta, las primeras cuentan con un menor número de mitocondrias y presentan menor resistencia a la fatiga, por su parte, las fibras de contracción lenta tienen un gran número de mitocondrias, mayor contenido de mioglobina y presentan mayor resistencia a la fatiga.

Se describe que las fibras de contracción rápida son las que permiten formar las expresiones faciales, como el acto de sonreír o levantar la ceja, mientras que las fibras de contracción lenta promueven movimientos más pronunciados y menos estéticos. En los humanos los músculos faciales tienen mayor presencia de fibras de contracción rápida, de esta manera, en el estudio se realizó la comparación de fibras musculares de muestras de músculo miméticos de lobos y perros, los resultados arrojaron que, aunque en las dos especies, al igual que el humano, las fibras de contracción rápida dominan estos músculos, los lobos presentan una menor proporción respecto a los perros.

De esta manera, la abundancia de este tipo de fibras de contracción rápida permite realizar movimientos rápidos y finos que otorga mayor gesticulación facial en los perros respecto a los lobos, que son la especie filogenéticamente más emparentada a estos, a su vez, esto permite que los humanos sientan una mayor atracción y sensibilidad a los rostros de estos animales.

Con esto se puede sugerir que, tras la domesticación y la selección artificial mediada por los humanos, estos pudieron elegir criar perros en función de presencia de mayores expresiones faciales parecidas a las nuestras y, con el tiempo y el efecto de la genética, los músculos de estos caninos pudieron haber evolucionado para obtener los tiernos rostros que hoy en día nos alegran el día y nos permiten tener una mayor comunicación con los perros.

Mas detalles de este estudio en: Reunión Anual de la Asociación Estadounidense de Anatomía

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