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Estudiaban una vieja cueva y terminaron descubriendo lo que los neandertales hacían con sus difuntos

FUENTE: Afán por saber

El misterio de nuestros ancestros siempre ha sido causa indiscutible para que la humanidad entienda todos los secretos de nuestro pasado. Uno de los hallazgos más impactantes en este estudio hacia el pasado es la Cueva de Shanidar, un lugar que encontraron algo que hace que nuestra concepción sobre los neandertales cambié totalmente.

Es aquí donde el arqueólogo Ralph Solecki, en 1960, se encontró con un tesoro enterrado bajo capas de tiempo: un cementerio con los restos de 35 personas, incluyendo diez neandertales. Este descubrimiento, más que desenterrar huesos, desenterró un gran secreto de esta especie, sobre la humanidad misma.

Durante décadas, los neandertales han sido retratados como seres primitivos, casi bestiales, en contraposición a nuestra propia evolución. Sin embargo, este estudio parece que no piensa lo mismo. Entre los huesos yacen pistas de comportamiento ritual: entierros repetidos, polen antiguo agrupado alrededor de los cuerpos, incluso la presencia de flores. ¿Podría ser que los neandertales tuvieran un sentido de cuidado por sus muertos o algo así como una expresión primitiva de compasión?

El debate que surgió tras el descubrimiento en Shanidar aún persiste. Las preguntas abundan: ¿Mantenían los neandertales rituales funerarios? ¿Tenían una comprensión más profunda de la vida y la muerte de lo que imaginábamos? Y lo más intrigante, ¿qué revela esto sobre nuestra propia evolución como especie?

La cueva de Shanidar se ha convertido en un hito en la arqueología del siglo XX, abriendo nuevas líneas de investigación. Profesores como Graeme Barker, de la Universidad de Cambridge, señalan cómo este descubrimiento ha impactado la educación en prehistoria, inspirando a generaciones de estudiantes a cuestionar las percepciones preestablecidas sobre los neandertales y nuestra historia compartida.

FUENTE: Cambridge University Press

Aunque no pudo completar su trabajo, su legado perdura en los hallazgos que siguen apareciendo con nueva evidencia de las profundidades de la cueva.

Graeme Barker retomó las excavaciones en Shanidar, utilizando técnicas modernas para analizar los sedimentos y los restos descubiertos por Solecki décadas atrás. En 2016, se produjo un descubrimiento asombroso: el esqueleto articulado de un neandertal, enterrado durante más de 70,000 años.

Sin embargo, como ocurre en la ciencia, las nuevas investigaciones y enfoques pueden cambiar nuestra comprensión de los eventos pasados, nada está escrito. Recientemente, un equipo de investigadores británicos ha propuesto una nueva interpretación de estos hallazgos. Sugieren que el polen de flores podría haber llegado al lugar de forma incidental, transportado por abejas excavadoras o adherido a ramas florecientes colocadas encima de los cuerpos.

No sabemos si tenían la misma noción que nosotros respecto a los rituales funerarios y lo que esto significaba para ellos. Todavía falta más evidencia, pero, dentro de lo que cabe, la puesta de polen y todas las muestras aquí mostradas, hace creer a los científicos que la especie neandertal sí despedían de alguna manera a sus difuntos, como en un ritual y eso es, precisamente lo que nos mantiene unidos a ellos, al menos en este aspecto crucial de despedida.

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Luis Arana

Químico de profesión, ama la bioquímica y los procesos metabólicos. Fiel amante de la poesía.

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