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Hito astronómico: encuentran un océano profundo en una de las principales lunas de Saturno

Créditos de imagen: Freepik

Fue en el año de 1789, el día 17 de septiembre, cuando el astrónomo William Herschel descubrió uno de los satélites más internos del planeta Saturno: Mimas. En aquel momento, el nombre que se le concedió a esta luna fue el de Saturno I. Herschel registró su descubrimiento de esta manera: “La enorme luz de mi telescopio de 40 pies fue tan útil que observé el séptimo satélite el 17 de septiembre de 1789, y luego se ubicó en el gran oeste”.

Mimas es un cuerpo helado que posee baja densidad, siendo probablemente construido en su mayoría por hielo de agua con una pequeña concentración de materiales con más densidad. Su diámetro es de 397 km y su superficie tiene varios cráteres, de entre los cuales destaca el Cráter Herschel, que posee un diámetro de 139 km. El impacto que ocasionó dicho cráter fue tan violento que provocó fracturas en el lado opuesto de Mimas.

Y aunque se creía que era una de las últimas opciones en las que se podía encontrar algún océano, debido a su superficie rugosa y helada que indicaba que se trataba de un cuerpo con núcleo completamente sólido, parece que fue una conclusión errónea.

De acuerdo con un estudio que recientemente se publicó en la revista Nature, a partir de un análisis detallado del movimiento orbital de Mimas, cuyos datos fueron obtenidos de la sonda Cassini, se descubrió que, debajo de la capa helada completamente craterizada existe un océano global, a una profundidad de 20 a 30 kilómetros. Probablemente, este océano tenga una antigüedad de 25 millones y se encuentre en evolución.

No es el único satélite que posee agua, al parecer, Encélado y Titán de Saturno, Ganímedes y Europa de Júpiter también cuentan con un océano de agua líquida que se encuentra debajo de una corteza helada y se ubican más allá de la zona de habitabilidad.

Créditos de imagen: Bigstock

Hace aproximadamente 10 años, los científicos se percataron de que algo extraño ocurría en el interior de Mimas, siendo las anomalías detectadas en la rotación de este cuerpo celeste, las cuales presentaban un leve bamboleo, por lo que los investigadores pensaron que aún había algo por descubrir dentro de esta luna de Saturno. Y después de formular la hipótesis, los científicos estudiaron las anomalías detectadas, ayudándose de los datos obtenidos por la sonda espacial Cassini, la cual lleva 13 años estudiando esta área del espacio.

Para llegar a una conclusión, los investigadores crearon modelos que simulaban el interior de Mimas y saber qué era lo que producía este bamboleo, aunque pronto se dieron cuenta de que el núcleo del satélite no podía explicar tales movimientos. Y se descartó todo lo que podría ocurrir en el interior de esta luna, por lo que concluyeron que era evidente que se trataba de un océano debajo de la superficie, pero una nueva interrogante se abría paso entre esta aclaración, ya que los otros satélites que poseen océanos internos dan muestras de que el agua se abre paso a través de su superficie, ya sea por medio de géiseres u otro tipo de actividades geológicas, cosa que no sucede en Mimas.

Lo que los científicos concluyeron con respecto a esto es que dicho océano debe ser relativamente nuevo, a causa de que aún no ha afectado a la superficie. Si esto es así, el tiempo hará estragos, provocando que el océano empiece a fracturar la superficie de Mimas por motivo del agua que se encuentra presente dentro de este satélite.

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