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Estudios revelan por qué nos gusta escuchar música triste cuando nos sentimos mal

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En nuestra vida, existen momentos en los que encontramos consuelo en las notas melancólicas, una especie de refugio emocional que nos permite conectar con nuestras propias vivencias. ¿Alguna vez te has preguntado por qué, en esos días grises, pulsas el ‘play’ en esas canciones que resuenan con tus emociones más profundas? La respuesta podría estar en la poderosa relación entre la música y la salud, desencadenando una experiencia terapéutica única.

Liberando emociones

La práctica de escuchar música triste durante los momentos difíciles se revela como una especie de liberación emocional. En ocasiones, las letras de las canciones se convierten en el confidente silencioso al que confiamos nuestros sentimientos más íntimos. Es un acto de catarsis emocional, una vía para expresar lo que a veces resulta inefable. En este proceso, la música se convierte en un medio para entender nuestras propias emociones y validarlas al descubrir que otros también han experimentado estados de ánimo similares.

Esta conexión emocional con las melodías tristes no es simplemente una coincidencia. La ciencia respalda esta experiencia, revelando que la música tiene un impacto significativo en nuestra salud mental y física. Al llegar al cerebro, la música activa regiones responsables del procesamiento emocional y desencadena la liberación de endorfinas, esas maravillosas sustancias asociadas a la felicidad y el bienestar.

Musicoterapia, un remedio para el alma

Este fenómeno encuentra su reflejo en la práctica conocida como musicoterapia. Más que una simple escucha, la musicoterapia utiliza diversas piezas musicales como herramientas terapéuticas para ayudar a las personas a regular sus emociones. Ya sea proporcionando calma o estimulando, la musicoterapia busca restaurar el equilibrio emocional de los individuos.

No obstante, la música triste no es la única que puede beneficiar nuestra salud. Cada persona tiene sus preferencias, y la efectividad de la terapia musical está intrínsecamente vinculada con los gustos personales. La música clásica, por ejemplo, ha demostrado no solo tener impactos positivos en el desarrollo mental y el descanso de los bebés, sino también en el alivio del dolor físico al bloquear la transmisión de señales de dolor a través de las fibras nerviosas.

La relajación

La liberación de endorfinas es maximizada cuando disfrutamos de la música que nos resulta familiar. Un estudio del 2018 respalda esta idea al demostrar que la familiaridad musical activa las mismas regiones cerebrales responsables del movimiento, facilitando así la liberación del estrés y promoviendo la relajación.

Sin embargo, surge una pregunta intrigante: ¿por qué, a pesar de escuchar música, a veces seguimos sintiéndonos mal? Una respuesta de la Universidad de Cambridge, proveniente de un estudio realizado en 2008, nos ofrece una pista. El proceso emocional asociado con la música tiende a seguir una curva en forma de ‘U’. Inicialmente, experimentamos placer, pero a medida que nos acostumbramos, su intensidad disminuye. Este fenómeno explica por qué, incluso con la música, no podemos evitar la tristeza en ciertos momentos.

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Rendimiento deportivo

El impacto de la música va más allá de la esfera emocional. La Universidad McGill en Montreal ha demostrado que escuchar música que nos gusta puede tener un efecto analgésico. En un estudio, se invitó a los estudiantes a disfrutar de sus canciones favoritas mientras disfrutaban de una bebida caliente, y las que evocaban nostalgia resultaron ser las más efectivas.

La música no es solo un acompañamiento sonoro en nuestras vidas, sino una herramienta terapéutica poderosa. Las melodías tristes, lejos de sumirnos en la tristeza, actúan como un bálsamo emocional. La musicoterapia emerge como un recurso valioso para el bienestar mental y físico, ofreciendo una paleta variada de opciones musicales para cada situación. Así que, la próxima vez que te encuentres sumido en la melancolía, no dudes en dejarte llevar por las notas que resuenan con tus emociones, porque en la música, encontramos un aliado sanador para el alma.

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Luis Arana

Químico de profesión, ama la bioquímica y los procesos metabólicos. Fiel amante de la poesía.

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