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Estudio científico confirma algo realmente preocupante: el agua de lluvia ya NO es segura en ningún lugar

Además de la contaminación plástica y los microplásticos que se han propagado a los lugares más remotos del planeta, existen otros tipos de componentes que, al igual que los primeros, han invadido de manera descomunal nuestro entorno, actualmente se encuentra prácticamente en cualquier sitio y sus desmesurados niveles en el ambiente están preocupando a los científicos de todo el mundo.

Se trata de las sustancias contaminantes denominadas perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS, por sus siglas en inglés), de la cuales es probable que no hayas escuchado mucho. Las PFAS comprenden una familia de productos químicos fluorados que son utilizados ampliamente para fabricar un sinfín de productos de uso cotidiano, este tipo de compuestos son reconocidos por ser “eternos” debido a que su composición química les otorga la característica de no degradarse fácilmente en el ambiente.

Un estudio publicado recientemente en la revista “Environmental Science & Technology” encontró que los niveles de PFAS en el agua de lluvia están por encima de los niveles de advertencia de salud del agua potable de por vida de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos y del estándar de calidad ambiental para aguas superficiales de la Unión Europea, lo que implica que esta fuente de agua ya no sea segura, incluso en los lugares más remotos de la Tierra, como en la Antártida.

La preocupación de estas sustancias radica en su potencial efecto tóxico para los humanos y su bioacumulación en los organismos. Actualmente se ha comprobado, tanto en animales como en humanos, que estos compuestos químicos están relacionados con cáncer de riñón y testículos, alteraciones en el sistema reproductor y en el desarrollo, y se consideran químicos disruptores endócrinos, ya que son capaces de perturbar el sistema endócrino.

Además, al igual que sucede con los microplásticos, se cree que hay ciertos efectos perjudiciales para el humano aún desconocidos, de los cuales es muy probable que debiésemos cuidarnos, sin embargo, dado la resistencia a la degradación, los niveles que actualmente se encuentra en distintos entornos y la circulación en el medio ambiente de estas sustancias (debido al ciclo hidrológico), es probable que no haya retorno para esta situación.

Para obtener estos datos, los investigadores del estudio se propusieron realizar un análisis global en los últimos diez años de los niveles de cuatro PFAS, a saber, ácido perfluorooctanosulfónico (PFOS), ácido perfluorooctanoico (PFOA), ácido perfluorohexanosulfónico (PFHxS) y ácido perfluorononanoico (PFNA)) en varios medios ambientales globales (es decir, agua de lluvia, suelos y aguas superficiales).

Estos datos los compararon con los niveles de referencia propuestos y aceptados recientemente y, al hacerlo, determinaron que la propagación de PFAS en el agua de lluvia y, por tanto, en el ambiente excede el límite planetario de contaminación química, prácticamente se volvieron omnipresentes con niveles preocupantes y cuya eliminación es básicamente imposible.

Según se describe en ScienceAlert «la contaminación es constante incluso en áreas remotas como la meseta tibetana, donde los investigadores encontraron que algunos productos químicos exceden las pautas en 14 veces».

Asimismo, destaca en un comunicado el autor principal del estudio Ian Cousins que «según las últimas pautas aceptadas para PFOA en el agua potable, el agua de lluvia en todas partes se consideraría insegura para beber. Aunque en el mundo industrial no solemos beber agua de lluvia, muchas personas en todo el mundo esperan que sea segura para beber y, además, suministra muchas de nuestras fuentes de agua potable».

Finalmente, concluyen los autores del estudio que «debido a la poca reversibilidad de la exposición ambiental a PFAS y sus efectos asociados, es de vital importancia que los usos y emisiones de PFAS se restrinjan rápidamente».

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Alan Steve tiene una licenciatura en Bioquímica Clínica por la Universidad Nacional Autónoma de México y hace trabajo de investigación en la Unidad de Genética y Diagnóstico Molecular del Hospital Juárez de México. En internet, Alan es fundador de la comunidad Enséñame de Ciencia.

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