La extraña práctica que está extinguiendo a los colibríes en México

La polinización es uno de los procesos vitales para el mantenimiento de la biodiversidad del mundo; sin ella, todas las plantas que requieren de reproducción sexual no podrían producir frutos y semillas, y por ende reproducirse.

Más del 85% de las plantas con flor requieren un agente polinizador y, se estima que sin los polinizadores no se podría tener uno de cada tres alimentos de los que generalmente consumimos. Cultivos como el jitomate, tomate, frijol, ciruelas, calabazas, café, cacao, vainilla, almendras, duraznos y manzanas requieren de polinizadores.

De acuerdo con la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), «los polinizadores son animales que se alimentan del néctar o polen de las flores y durante sus visitas transportan accidentalmente polen de una flor a otra, permitiendo la reproducción de las plantas y la producción de frutos», al igual que, «facilitan la fecundación cruzada de las plantas, y son responsables directos de la producción de frutos en muchas especies».

Lamentablemente, en las últimas décadas se han documentado la disminución de algunas poblaciones de colibríes, a consecuencia de la perdida de hábitat, siendo la tala de árboles y la urbanización los principales agentes. De igual forma, el uso desmedido de plaguicidas y el desplazamiento de las especies nativas por especies invasoras, ha generado un desequilibrio entre los números de individuos.

Los colibríes son aves nativas del continente americano y comprenden la familia biológica Trochilidae.

Estos coloridos organismos iridiscentes se encuentran entre el grupo de polinizadores de mayor importancia, y de acuerdo con Jorge Schondube, investigador del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad (IIES) de la UNAM, su vuelo se distingue del resto de las aves, debido a que «pueden volar hacia atrás y mantener vuelos suspendidos, es decir, quedarse en un solo lugar sin moverse o desplazarse, puede beber su peso en néctar en un día, u cerebro es casi el doble de lo que se espera de un animal de su tamaño y viven mucho tiempo».

Estas sorprendentes y fascinantes aves, no solo se encuentran amenazadas debido a la pérdida de hábitat, también las creencias y supersticiones del ser humano, logrado poner a los colibríes en la categoría de especie protegida y en peligro de extinción, de acuerdo a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT).

Las creencias en torno a los colibríes se remontan a la época prehispánica, donde eran considerados como sagrados y portadores de buena suerte; sin embargo, también los consideraban amuleto para atraer el amor del ser amado, mediante la realización de los llamados «amarres».

Sin duda alguna, la «brujería», podría ser considera una de las principales causas del deceso poblacional de los colibríes en México.

«Hace muchos años había un señor dedicado a vender colibríes muertos cerca del metro Copilco. Un día lo fui a ver y me dijo: son para que los hombres atraigan el amor, ellos deben portarlo en la bolsa de su camisa y así todas las mujeres estarán locas por él. Yo les decía a mis alumnos: ¿De verdad creen que con un ave muerta en la bolsa una chica los amará?», expresó la experta María del Coro Arizmendi Arriaga, académica y directora de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala, de la UNAM.

¿Podrían extinguirse los colibríes por esta inusual práctica en México?

De acuerdo a la UNAM, «si continuamos con este tipo de actividades no solo los ponemos en peligro, sino que los llevaremos a la extinción».

Estas prácticas son más comunes de lo que se piensa y a pesar de existir algunas reservas que protegen y penan la venta y casa de colibríes, también es importante concientizar a la población sobre la importancia que tienen estos polinizadores, así como los aportes ecológicos de los que nos beneficiamos directamente los humanos.

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