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Investigadores han encontrado la posible causa de la misteriosa hepatitis infantil

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Dos investigaciones han descubierto de manera independiente que la hepatitis infantil de origen desconocido podría estar vinculada a la coinfección de dos virus comunes, señalándolos como una posible causa de esta “misteriosa” enfermedad.

Como bien sabemos, desde el mes de abril del 2022 comenzó a extenderse por Estados Unidos y Europa una enfermedad hepática en niños, además de su propagación por distintos países, algo que causaba preocupación a las Autoridades Sanitarias era que el origen de esta hepatitis infantil era desconocido.

Las enfermedades hepáticas en niños comúnmente son de origen viral provocada, en la mayoría de los casos, por los conocidos virus de hepatitis A, B, C, D y E, sin embargo, no se logró detectar estos virus en ninguno de los casos ni otro tipo de sintomatología o análisis clínico que ayudará a descifrar el origen.

Además, se destacó que ninguno de los infantes había sido vacunado contra COVID-19 y lo único que se logró detectar en la mayoría de los pacientes fue adenovirus serotipo 41, sin embargo, se dudaba que esto pudiera ser la causa debido a que el cuadro clínico conocido por este patógeno se limita a infecciones en el tracto respiratorio y tracto digestivo, sin presencia de hepatitis.

De este modo, distinguir cuál era la causa de esta enfermedad que aqueja a los niños era una de las principales problemáticas a resolver por los científicos, y recientemente dos grupos de investigadores informaron que, tras estudios realizados de forma independiente y simultánea, la grave enfermedad hepática infantil podría estar vinculada en realidad con la coinfección de dos virus comunes. Además, no se encontró ninguna evidencia de un vínculo directo con la infección por SARS-CoV-2.

Según un informe de la “UK Research and Innovation”, ambos estudios encontraron que el virus común denominado “virus adenoasociado tipo 2 (AAV2)” se encontraba presente en niveles altos en todas las muestras de pacientes con hepatitis inexplicable.

Hasta donde se sabe, el AAV2 normalmente no causa enfermedad por sí solo y, además, este virus no puede replicarse de manera independiente, es decir, necesita de un virus auxiliar, como un adenovirus o un herpesvirus, para realizar este proceso y causar una infección.

De esta manera, dado la detección previa de adenovirus en la mayoría de los pacientes y el ahora hallazgo de AAV2, los investigadores indican que «la mejor explicación para la aparición de una enfermedad hepática grave en los niños afectados es la coinfección por dos virus. Esto involucra AAV2 y un adenovirus, o con menor frecuencia el virus del herpes HHV6 (que también se ha encontrado en muestras de algunos pacientes)».

Los dos estudio se realizaron en el Reino Unido y actualmente están a la espera de la revisión por pares para que se circulen en las revistas científicas, por ahora, ambos documentos se publicaron en línea y se pueden consultar aquí: Estudio 1 y estudio 2.

En uno de los estudios se determinó en los grupos controles, que consistía en individuos sanos emparejados por edad, niños con adenovirus con función hepática normal y niños ingresados ​​en el hospital con causas conocidas de hepatitis, que no hubo AAV2 en ninguno de los sujetos.

Por su parte, en la otra investigación se observó que todos los pacientes estudiados parecían tener una susceptibilidad genética ante esta hepatitis de origen desconocido, esto se planteó como una posibilidad debido a que pudieron identificar diferencias en el gen del antígeno leucocitario humano, que no se encontraba comúnmente en los grupos de control de niños sanos.

Por ahora quedan ciertas cuestiones por resolver sobre esta relación encontrada en ambas investigaciones, por ejemplo, indica Emma Thomson, autora principal de uno de los estudios que:

«Aún no se sabe si AAV2 puede causar la enfermedad en sí mismo o puede ser un biomarcador útil de una infección reciente por adenovirus, que puede ser el principal patógeno subyacente, pero que puede ser más difícil de detectar».

«Hay muchas preguntas sin respuesta y se necesitan con urgencia estudios más amplios para investigar el papel de AAV2 en los casos de hepatitis pediátrica. También necesitamos entender más sobre la circulación estacional de AAV2, un virus que no se monitorea de forma rutinaria. Puede ser que un pico de infección por adenovirus haya coincidido con un pico en la exposición a AAV2, lo que lleva a una manifestación inusual de hepatitis en niños pequeños susceptibles».


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