El creador del juego de Pokémon revela después de 27 años un secreto que nadie logró ver

FUENTE: Pokémaster

La magia de Pokémon ha encantado a generaciones, y muchos de nosotros recordamos con cariño los días en que explorábamos el mundo de Pokémon Rojo y Azul en nuestra querida Game Boy. Este universo lleno de criaturas misteriosas y aventuras emocionantes se ha arraigado en la nostalgia de nuestra infancia. Pero, ¿qué pasaría si te dijera que, después de 27 años, uno de los secretos más intrigantes de estos juegos ha salido a la luz?

En una revelación sorprendente, el creador de Pokémon, 27 años después del lanzamiento del juego original, ha compartido un secreto que ha estado frente a nuestros ojos todo el tiempo. Resulta que Mew, ese Pokémon peculiar que generó tanto misterio en la primera generación, fue añadido al juego en el último momento, incluso el diseñador del arte original, Ken Sugimori, no estaba al tanto de esta adición.

Un elemento clave de este misterio se encuentra en un diario dentro de un viejo laboratorio en la Isla Canela, al sur del Pueblo Paleta, en Pokémon Rojo y Azul. En este diario se menciona específicamente que el 5 de julio se descubrió al Pokémon Mew. Sorprendentemente, esta fecha coincide con el inicio del desarrollo de Pokémon, según un tuit del actual responsable de la saga, Junichi Masuda. El 5 de julio marca no solo el descubrimiento virtual de Mew sino también el inicio real de la creación de Pokémon. Una revelación que añade un toque especial a la celebración del aniversario, sumándose al ya conocido 27 de febrero.

Los inicios de Pokémon también estuvieron marcados por un misterio que fascinó a toda una generación de jugadores: la posibilidad de capturar a Mew. En esos días, la única forma oficial de obtener a este Pokémon era a través de eventos organizados por Nintendo. Sin embargo, corrió un rumor entre la comunidad de jugadores de que Mew podría ser capturado de otra manera. La leyenda urbana sugería que este Pokémon legendario se encontraba debajo de un camión cerca del S.S. Anne, una afirmación que con el tiempo fue desmentida.

Años después, la verdad salió a la luz: era posible capturar a Mew mediante el famoso ‘Mew Glitch‘, un conjunto de pasos específicos que permitían encontrar a este mítico Pokémon. Este descubrimiento desmitificó la antigua leyenda urbana y proporcionó a los jugadores una forma alternativa, aunque no convencional, de agregar a Mew a su equipo.

La travesía de Pokémon Rojo y Azul fue más que un simple juego. Fue una experiencia que nos sumergió en un mundo lleno de aventuras, batallas Pokémon y, por supuesto, secretos intrigantes. La adición de Mew al último minuto es un recordatorio de cómo la creatividad y la pasión de los desarrolladores dieron vida a un fenómeno cultural duradero.

Este revelador secreto también destaca la conexión especial entre el mundo virtual de Pokémon y la realidad de su creación. El 5 de julio se convierte en un día doblemente significativo, marcando no solo el descubrimiento de Mew en el juego, sino también el nacimiento mismo de la franquicia Pokémon. Es como si el universo Pokémon estuviera tejido con hilos de misterio y emoción desde el principio.

FUENTE: Pokémaster

En retrospectiva, esos días de infancia dedicados a explorar la región de Kanto, capturando Pokémon y desentrañando secretos, se vuelven aún más preciosos. La revelación tardía sobre la inclusión de Mew nos transporta a esa época, recordándonos la sensación de asombro y maravilla que experimentábamos mientras explorábamos cada rincón del mundo Pokémon.

Para los “millenials”, Pokémon sigue siendo más que un juego; es un viaje a través del tiempo que nos conecta con nuestra infancia. La revelación de este secreto después de 27 años nos permite revivir la emoción de descubrir algo nuevo en un juego que creíamos conocer por completo. Así que, celebremos no solo el aniversario de Pokémon, sino también la magia intemporal que este universo sigue brindando a jugadores de todas las edades.

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Luis Arana

Químico de profesión, ama la bioquímica y los procesos metabólicos. Fiel amante de la poesía.