Así es como tu cerebro puede traicionarte para hacer que mientas y un estudio lo revela

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El cerebro humano, esa maravilla que nos ha llevado a explorar los confines del universo, aún guarda secretos fascinantes. A pesar de su ingenio en la creación de maravillas tecnológicas, como el Airbus A380, revela peculiaridades que desafían nuestra comprensión. En este viaje al centro de nuestra mente, descubrimos que la verdad no siempre es la prioridad de nuestro cerebro; en cambio, su enfoque está en quedar bien. Un recorrido por los rincones de la psicología nos ayuda a entender las complejidades que dan forma a nuestras decisiones y acciones diarias.

¿Qué es la mentira?

La mentira es una afirmación falsa o una declaración intencionadamente engañosa que se hace con la intención de inducir a error a otra persona. Implica la creación o presentación de información que difiere de la realidad con el propósito de ocultar, distorsionar o manipular la verdad. Las mentiras pueden variar en escala y complejidad, desde pequeñas exageraciones hasta fabricaciones elaboradas

El tejido intrincado de decisiones inconscientes

Contrario a la creencia en un libre albedrío absoluto, las investigaciones revelan que gran parte de nuestras elecciones están influenciadas por procesos inconscientes. En la década de 1970, el psicólogo Benjamin Libet demostró que el cerebro inicia acciones antes de que seamos conscientes de tomar decisiones. Este descubrimiento desafía la noción de que ponderamos pros y contras antes de decidir, ya que, en realidad, a menudo justificamos nuestras elecciones después de realizarlas.

El cerebro, apodado “el intérprete” por el experto Michael Gazzaniga, tiene una tendencia a interpretar la realidad, buscando razones para cada acción. Sin embargo, lo notable es que no siempre busca la verdad; está satisfecho con explicaciones aparentemente buenas. Este fenómeno se evidenció en pacientes con cerebros divididos, donde un hemisferio justificaba acciones sin conocimiento del otro. Este mecanismo, lejos de ser exclusivo de casos quirúrgicos, es una característica intrínseca de la humanidad en su vida cotidiana.

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La verdad y la autoestima: una relación complicada

Decir “no sé” no parece ser una respuesta natural para el intérprete, incluso cuando justificar nuestras acciones implica inventar explicaciones. Hugo Mercier y Dan Sperber sugieren que nuestras estrategias de razonamiento evolucionaron no para buscar la verdad, sino para persuadir a otros de que llevamos razón. En el juego social, donde la rapidez y eficacia son esenciales, nuestro cerebro prioriza la preservación de la autoestima sobre la búsqueda rigurosa de la verdad.

Al cerebro le gusta la convivencia social

La clave para comprender estas peculiaridades cerebrales radica en la hipersocialidad de nuestra especie. Nuestro cerebro no se expandió para llevarnos a la Luna, sino para afrontar los desafíos de vivir en sociedad. Ante la necesidad de tomar decisiones rápidas y automáticas en un entorno social complejo, nuestro cerebro prioriza la eficiencia sobre la reflexión profunda.

Nuestra mente, esa prodigiosa creación, no siempre busca la verdad, sino que prioriza quedar bien en el entramado social. En un mundo donde la autoestima es un tesoro valioso, el intérprete, aunque a veces invente explicaciones, cumple su función crucial. Este viaje a las profundidades de la mente humana nos invita a reflexionar sobre nuestras propias decisiones y la compleja danza entre la verdad y la conveniencia social en la que participamos cada día.

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Luis Arana

Químico de profesión, ama la bioquímica y los procesos metabólicos. Fiel amante de la poesía.