Los astrónomos han logrado capturar los restos de una estrella que explotó hace unos 670 años

Los astrónomos han captado el remanente de una supernova. (Crédito: Rayos X: NASA/CXC/GSFC/B. J. Williams et al.; Óptico: NASA/ESA/STScI).

Los astrónomos han usado los datos del Telescopio Espacial Hubble y del observatorio de rayos X Chandra de la NASA para proporcionar una vista espectacular del remanente de una supernova en una galaxia vecina, aunque lo novedoso es que lograron “retroceder el reloj” con una precisión sin precedentes.

El remanente de supernova denominado como SNR 0519-69.0 (SNR 0519 para abreviar) son los restos de la explosión de una estrella enana blanca. Los astrónomos estiman que hace unos 670 años, tras alcanzar una masa crítica, ya sea por la extracción de materia de una estrella compañera o por la fusión con otra enana blanca, la estrella sufrió una explosión termonuclear y se destruyó. SNR 0519 se encuentra en la Gran Nube de Magallanes, una pequeña galaxia situada a 160.000 años luz de la Tierra.

La imagen en sí no es algo novedoso, ya que anteriormente se han detectado restos de decenas de estrellas que han explotado en la Vía Láctea y en galaxias cercanas. Sin embargo, es difícil determinar la cronología de la desaparición de la estrella, algo que en esta ocasión se logró estimar con bastante precisión.

Para lograr retroceder el reloj, los científicos usaron los telescopios de la NASA: combinaron los datos de rayos X de Chandra y datos ópticos de Hubble con los del ya jubilado telescopio espacial Spitzer, para determinar cuánto tiempo hace que la estrella de SNR 0519 explotó y conocer el entorno en el que se produjo la supernova. Los rayos X de SNR 0519 con energías bajas, medias y altas se muestran en verde, azul y púrpura respectivamente, con algunos de estos colores superpuestos para aparecer en blanco. Los datos ópticos muestran el perímetro del remanente en rojo y las estrellas alrededor del remanente en blanco.

Se compararon las imágenes del Hubble de 2010, 2011 y 2020 para medir las velocidades del material en la onda expansiva de la explosión, que oscilan entre unos 3,8 millones y 5,5 millones de millas (9 millones de kilómetros) por hora. Los astrónomos explican que, si la velocidad se sitúa en el extremo superior de esas velocidades estimadas, los astrónomos determinaron que la luz de la explosión habría llegado a la Tierra hace unos 670 años.

Sin embargo, los investigadores dicen haber encontramos una amplia gama de velocidades de choque. Es probable que el material se haya ralentizado desde la explosión inicial y que ésta se haya producido más recientemente, dentro de los últimos 6 siglos. Los datos de rayos X de Chandra y del retirado Spitzer proporcionan indicios de que esto es así.

Se observó que las regiones más brillantes en rayos X del remanente son aquellas en las que se encuentra el material de movimiento más lento, y que ninguna emisión de rayos X está asociada al material de movimiento más rápido. “Estos resultados implican que parte de la onda expansiva ha chocado con el gas denso que rodea al remanente, lo que ha provocado que se ralentice en su desplazamiento”.

Este tipo de supernovas, denominadas de Tipo Ia, sirven para una variedad de investigaciones que van desde el estudio de las explosiones termonucleares hasta la medición de distancias a galaxias a través de miles de millones de años luz. Se espera que los datos que proporcione observaciones adicionales con el Hubble permitan determinar con más precisión el momento en el que explotó la estrella.

El artículo que detalla el hallazgo se publicará en The Astrophysical Journal, y de momento aparece en el sitio de preimpresión arXiv.

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