Diluvios gigantescos volverán a la tierra como lo fueron en la antigüedad, según un estudio
Los procesos naturales de condensación y precipitación del agua se han dado desde que nuestro planeta se conformó como uno sólo y se encontraba en un estado incandescente y al rojo vivo. Fue ahí donde el agua que la conforma actualmente, era rápidamente evaporada y se volvía a precipitar a través de un largo periodo de tiempo, hasta que la Tierra pudo disminuir su temperatura, lo que dio como resultado agua líquida que ahora conocemos.
Actualmente solo un pequeño desajuste en el tiempo dentro de los ecosistemas puede causar un desbalance terrible, ocasionando cambios enormes en la conformación de las relaciones interespecie y hasta en las comunidades.
Los autores de un reciente estudio remarcan el hecho de que un solo cambio tan minúsculo puede hacer variar tanto la naturaleza como la conocemos. Por otra parte, cómo es que todo cambiaría si estas fueran entre 20 y 30 grados Celsius más elevadas de las normales.
Se sabe que a medida que el Sol continúe con su ciclo natural, estas temperaturas serán alcanzadas sin ningún problema en la Tierra, esto pasará dentro de cientos de miles de años. A partir de la extinción de nuestro astro rey, como sabemos, se convertirá en una bola gigantesca que se expandirá tanto que llegará poco a poco a evaporar los mares de la Tierra.
Para los investigadores de este estudio fue muy importante echar un vistazo a las condiciones climáticas actuales, con especial atención a los trópicos, donde asumen que si se buscase en algún punto de los mismos, encontrarían que todo el tiempo está lloviendo dentro de ellos.
Sin embargo, recientemente y gracias a los esfuerzos de científicos como el profesor Robin Wordsworth, sabemos que existe un fenómeno que evita que se produjera una precipitación constante en climas que fuesen extremadamente calientes, lo que conllevaría a unos cuantos días de sequías, seguidos de lluvias torrenciales capaces de formar una película de 30 centímetros de espesor a lo largo de varias millas en unas pocas horas.
“Descubrimos que en climas extremadamente cálidos podrían haber varios días sin lluvia en ninguna parte sobre los océanos. Entonces, de repente, una tormenta masiva estallaría en casi todo el dominio, arrojando una enorme cantidad de lluvia. Luego estaría en silencio por un par de días y se repetiría”, explica el profesor, quien es autor principal del estudio.
Los autores detallan este proceso de la siguiente manera: “A esas temperaturas, comienzan a suceder cosas sorprendentes en la atmósfera. Cuando el aire cerca de la superficie se vuelve extremadamente cálido, la absorción de la luz solar por el vapor de agua atmosférico calienta el aire sobre la superficie y forma lo que se conoce como una capa de inhibición, una barrera que evita que las nubes convectivas se eleven a la atmósfera superior y formen nubes de lluvia”.
Es interesante conocer este fenómeno ya que no solo describe lo que ocurrió en un pasado distante de la Tierra, sino que nos habla de lo que sucederá en un futuro y de nuevas formas de estudiar a los distintos exoplanetas que pudieran contar con condiciones similares a las terrestres.
La información se publica en Nature.