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Científicos no hallan explicación al extraño fenómeno que acaba de suceder en el fondo del mar

FUENTE: Pexels

En la costa de Big Sur, California, a unos 40 kilómetros mar adentro, se encuentra un enorme campo submarino lleno de agujeros, conocido como ‘pockmarks’. Descubierto en 1998, este campo se extiende por una superficie comparable al tamaño de la ciudad de Los Ángeles y contiene más de 5,000 cráteres, cada uno de aproximadamente 150 metros de ancho y cinco metros de profundidad. Estos agujeros han sido un enigma para la comunidad científica durante años.

Recientemente, un equipo de científicos del Instituto de Investigación del Acuario de la Bahía de Monterrey (MBARI), junto con expertos del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) y la Universidad de Stanford, ha publicado un estudio en la revista Journal of Geophysical Research: Earth Surface, que ofrece nuevas perspectivas sobre el origen de estos ‘pockmarks’. Este estudio presenta una hipótesis que difiere de las explicaciones anteriores.

Inicialmente, se pensaba que los ‘pockmarks’ se originaban debido a la liberación de metano o fluidos geotérmicos del subsuelo marino. Esta teoría sugería que tales emisiones podrían desestabilizar el lecho marino, generando preocupación sobre la viabilidad de construir parques eólicos en la zona. Sin embargo, los análisis recientes realizados por el equipo de MBARI no encontraron evidencia de metano en el área. En cambio, los científicos han propuesto que estos agujeros se formaron debido a flujos gravitacionales de sedimentos, que son similares a avalanchas submarinas de lodo, arena y agua.

Para investigar esta teoría, el equipo utilizó vehículos submarinos autónomos y operados remotamente para mapear el terreno y recolectar muestras de sedimento. Estos vehículos permitieron una visualización detallada del fondo marino y la obtención de datos sobre la composición y la historia de los sedimentos en la zona. Los resultados indicaron que los flujos de sedimentos han ocurrido de manera intermitente durante cientos de miles de años, contribuyendo a la formación y preservación de los cráteres.

FUENTE: Eve Lundsten 2024 MBARI

Eve Lundsten, investigadora técnica de MBARI, destacó que aunque no se ha determinado con precisión cómo se formaron inicialmente los agujeros, los datos recopilados proporcionan una mejor comprensión de su persistencia en el fondo marino. Las muestras de sedimento mostraron que los flujos gravitacionales han modelado esta región durante al menos 280,000 años, con el último gran evento posiblemente ocurriendo hace unos 14,000 años, al final de la última Edad de Hielo. Este evento podría haber sido desencadenado por un terremoto o el colapso de un talud.

Estos flujos de sedimentos pueden haber erosionado las marcas existentes y expandido los agujeros, que en algunos casos están separados por decenas de kilómetros. Esta hipótesis proporciona una explicación coherente para la formación de los cráteres, aunque aún persisten algunas incógnitas, como la distribución uniforme de los ‘pockmarks’, un fenómeno observado en otros campos similares en todo el mundo.

La importancia de este estudio nos habla de su capacidad para transformar la comprensión de los procesos geológicos submarinos y sus efectos potenciales que todavía desconocemos. Aunque se requiere más investigación para confirmar la teoría, los hallazgos podrían influir en futuros proyectos en la región, como la instalación de parques eólicos, al ofrecer una visión más clara de la estabilidad del lecho marino.

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Luis Arana

Químico de profesión, ama la bioquímica y los procesos metabólicos. Fiel amante de la poesía.

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